El tema de la Reunión Anual de la American Society of Clinical Oncology 2023 (en inglés) es Unión con el paciente: La pieza clave de la investigación y la atención oncológica. Del 2 al 6 de junio en Chicago, Illinois, y en línea, investigadores y médicos clínicos especializados en cáncer de todo el mundo se reunirán para analizar la investigación más reciente y cómo garantizar que todas las personas reciban la atención oncológica que necesitan.

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Algunas de las investigaciones destacadas que se presentarán hoy son las siguientes: 

El luspatercept permite menos transfusiones de sangre y menos visitas a la clínica para personas con síndromes mielodisplásicos de bajo riesgo 

¿A quién afecta este estudio? A personas con síndromes mielodisplásicos (SMD) de bajo riesgo que necesitan tratamiento para anemia, que es un recuento bajo de glóbulos rojos.

¿Cuáles fueron los hallazgos de este estudio? Los resultados del ensayo clínico internacional de fase 3 COMMANDS (en inglés) hallaron que las personas con SMD de bajo riesgo que recibieron el luspatercept (Reblozyl) para tratar la anemia en lugar del estándar de atención actual de los agentes estimulantes de la eritropoyesis (AEE) semanales necesitaban menos transfusiones de glóbulos rojos y visitas a la clínica. El luspatercept es un tipo de medicamento llamado agente de maduración eritroide. Ayuda a la médula ósea a convertir los glóbulos rojos inmaduros, llamados células eritroides, en glóbulos rojos maduros y funcionales. El luspatercept se administra por infusión una vez cada 3 semanas para tratar la anemia relacionada con el SMD después de que los AEE han dejado de funcionar. 

El SMD es un grupo de trastornos de la sangre y la médula ósea que se considera un tipo de cáncer. El SMD también puede aumentar el riesgo de contraer leucemia mieloide aguda (LMA), una forma agresiva de leucemia. Más de 2 de cada 3 personas con SMD tendrán SMD de bajo riesgo, y 3 de cada 5 personas con SMD de bajo riesgo necesitarán transfusiones de sangre con regularidad para tratar la anemia, un efecto secundario frecuente del SMD que afecta la calidad de vida de los pacientes.

En este estudio, los investigadores querían saber si el luspatercept era más eficaz que los AEE como primer tratamiento para la anemia relacionada con el SMD. Durante décadas, los AEE han sido el tratamiento estándar para la anemia y se administran mediante infusión una vez por semana. No todos los pacientes pueden recibir AEE, y en 1 de cada 3 personas con SMD de bajo riesgo, los AEE dejarán de funcionar después de 1 o 2 años. Cuando los AEE ya no son eficaces, se utilizan transfusiones de glóbulos rojos para ayudar a reducir los síntomas de la anemia. Sin embargo, recibir muchas transfusiones de sangre a lo largo del tiempo puede causar una acumulación de hierro en el organismo, lo que puede provocar daños en los órganos o requerir un tratamiento adicional para eliminar el hierro.

En el estudio COMMANDS se incluyó a 354 personas con SMD de bajo riesgo que necesitaron transfusiones de sangre para tratar la anemia. Ninguno de los participantes de este estudio había recibido previamente tratamiento con un AEE. La mediana de la edad de los participantes fue de 74 años, es decir, la mitad era mayor de 74 y la otra mitad, menor de 74. La mayoría de los participantes eran blancos (80 %) y hombres (56 %). Los participantes se dividieron en 2 grupos: 178 recibieron el luspatercept mediante inyección una vez cada 3 semanas durante al menos 24 semanas, y 176 recibieron la epoetina alfa (un AEE) mediante inyección una vez por la semana durante al menos 24 semanas. Los investigadores analizaron los datos después de una mediana de los períodos de tratamiento de casi 42 semanas para los participantes del grupo de luspatercept y de 27 semanas para los del grupo de la epoetina alfa. El análisis de los datos abarcó los resultados de 301 participantes.  

Los investigadores observaron que el luspatercept casi duplicaba la cantidad de pacientes que pudieron dejar de recibir transfusiones de sangre. Para comparar los tratamientos, los investigadores observaron qué pacientes no necesitaron transfusiones durante al menos 12 semanas y qué pacientes presentaron un aumento de los niveles de hemoglobina en las primeras 24 semanas de tratamiento. La hemoglobina es la proteína rica en hierro de los glóbulos rojos que transporta el oxígeno. En el momento de este análisis de los datos, aproximadamente 86 (58.5 %) personas que recibían el luspatercept alcanzaron este objetivo, en comparación con 48 (31.2 %) personas que recibían la epoetina alfa. 

Los investigadores también midieron la respuesta mejoría hematológica eritroide (MH-E) de los participantes durante al menos 8 semanas y si no necesitaban transfusiones de sangre a las 24 semanas y durante al menos 12 semanas. La respuesta MH-E mide cuánto están aumentando los niveles de hemoglobina en la sangre, lo que puede indicar que una persona esté necesitando recibir menos transfusiones. En estas mediciones, el luspatercept fue más eficaz que la epoetina alfa. Para la respuesta MH-E, el 74.1 % de las personas que recibieron el luspatercept tuvieron una respuesta MH-E durante al menos 8 semanas, en comparación con el 51.3 % de las que tomaron la epoetina alfa. Casi la mitad (47.6 %) de las personas del grupo del luspatercept no necesitaron transfusiones a las 24 semanas, en comparación con el 29.2 % de los participantes del grupo de la epoetina alfa. Dos tercios (66.7 %) de las personas del grupo del luspatercept no necesitaron transfusiones durante al menos 12 semanas, en comparación con aproximadamente la mitad (46.1 %) de las personas del grupo de la epoetina alfa.

Los efectos secundarios relacionados con el tratamiento fueron más frecuentes entre los que recibieron el luspatercept (30.3 %) que entre los que recibieron la epoetina alfa (17.6 %). Los efectos secundarios más frecuentes en el grupo del luspatercept fueron náuseas, cansancio, dificultad para respirar (disnea) y presión arterial alta (hipertensión). Hubo 4 pacientes que recibieron el luspatercept y 5 pacientes que recibieron la epoetina alfa que tuvieron una progresión de la enfermedad a LMA.

¿Qué significa esto para los pacientes? Para las personas con SMD de bajo riesgo, el luspatercept puede ser el tratamiento más eficaz para la anemia y también puede permitir que haya menos visitas a la clínica para el tratamiento y la supervisión. 

En el estudio COMMANDS, las personas que recibieron el luspatercept tuvieron significativamente más probabilidades de no recibir transfusiones de glóbulos rojos que las que recibieron la epoetina alfa. Esto es importante, ya que los AEE han sido el tratamiento de primera línea para los pacientes con SMD de bajo riesgo durante décadas. El luspatercept podría alterar potencialmente este panorama de tratamiento de forma que los pacientes puedan recibir primero el luspatercept en lugar de los AEE. Los pacientes tendrán que visitar la clínica y recibir transfusiones de sangre con menos frecuencia. Se beneficiarán de una mejor calidad de vida y de mejores resultados”. 

—autor principal del estudio, Guillermo Garcia-Manero, MD
MD Anderson Cancer Center de la University of Texas
Houston, Texas

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La adición del pembrolizumab a la quimioterapia ayuda a las personas con cáncer cervicouterino avanzado a vivir más tiempo 

¿A quién afecta este estudio? A personas con cáncer cervicouterino persistente, recidivante o metastásico que aún no han recibido tratamiento. 

¿Cuáles fueron los hallazgos de este estudio? En el ensayo clínico de fase 3 KEYNOTE-826 (en inglés), se halló que la adición del fármaco de inmunoterapia pembrolizumab (Keytruda) a la quimioterapia, con o sin el fármaco de terapia dirigida bevacizumab (Avastin), ayudó a las personas con cáncer de cuello uterino persistente, recurrente o metastásico a vivir más tiempo y retrasar el crecimiento del cáncer. 

En los Estados Unidos, aproximadamente el 16 % de las personas con cáncer cervicouterino tienen un diagnóstico de enfermedad metastásica, lo que significa que se ha extendido a otras partes del cuerpo. Las personas con este diagnóstico suelen recibir una combinación de quimioterapia basada en platino con o sin el bevacizumab. El bevacizumab es un tipo de terapia dirigida llamada terapia antiangiogénesis que funciona deteniendo el proceso de generación de nuevos vasos sanguíneos y “privando” al tumor de los nutrientes que aportarían esos vasos sanguíneos. Sin embargo, no todas las personas con un diagnóstico de cáncer cervicouterino avanzado pueden recibir el bevacizumab debido a sus efectos secundarios potenciales. 

El pembrolizumab es un tipo de inmunoterapia que funciona actuando sobre la proteína PD-1 que se encuentra en la superficie de los linfocitos T, un tipo de glóbulo blanco. Dado que la PD-1 impide que el sistema inmunitario destruya las células cancerosas, actuar sobre la PD-1 puede ayudar al sistema inmunitario a destruir mejor el cáncer. Algunas células cancerosas expresan la proteína PD-L1, que se une a la proteína PD-1. Actualmente, el pembrolizumab está aprobado por la Food and Drug Administration (FDA, Administración de Alimentos y Medicamentos) de los Estados Unidos en combinación con quimioterapia, con o sin el bevacizumab, para tratar el cáncer cervicouterino persistente, recidivante o metastásico que expresa la proteína PD-L1. Sin embargo, en este estudio, los investigadores querían saber si el tratamiento también podría beneficiar a las personas cuyos tumores no expresan la proteína PD-L1 y a aquellas que podrían no ser elegibles para recibir el bevacizumab. 

El estudio incluyó a 617 participantes de todo el mundo con cáncer cervicouterino persistente, recidivante o metastásico que no habían recibido quimioterapia y que no eran elegibles para recibir una cirugía o radioterapia. Las participantes fueron aleatorizadas para recibir el pembrolizumab con quimioterapia, con o sin el bevacizumab (308 participantes) o un placebo con quimioterapia, con o sin el bevacizumab (309 participantes). (Obtenga más información acerca del uso de placebos en estudios clínicos sobre el cáncer.) De las participantes, la mayoría presentaba tumores que expresaban la proteína PD-L1, el 88.8 % con una puntuación positiva combinada (CPS, por sus siglas en inglés) de PD-L1 de 1 o superior y el 51.4 % con una CPS de PD-L1 de 10 o superior. Una CPS más alta significa que hay una mayor cantidad de células que expresan PD-L1. 

Después de una mediana del período de seguimiento a los 39.1 meses, el estudio se halló que la combinación del pembrolizumab con quimioterapia ayudó a las pacientes a vivir más tiempo y retrasar el crecimiento del cáncer, independientemente de si los tumores expresaban PD-L1 y de si recibían el bevacizumab. La mediana es el punto medio, lo que significa que a la mitad de las participantes se le realizó un seguimiento antes de los 39.1 meses y a la otra mitad se le realizó un seguimiento después. 

La mediana de la supervivencia general, es decir, el tiempo después del cual la mitad de las participantes seguían vivas, fue mayor entre las que recibieron el pembrolizumab:

  • Todas las participantes: 26.4 meses en el grupo del pembrolizumab frente a 16.8 meses en el grupo del placebo

  • CPS de PD-L1 de 1 o superior: 28.6 meses frente a 16.5 meses

  • CPS de PD-L1 de 10 o superior: 29.6 meses frente a 17.4 meses

El pembrolizumab retrasó el crecimiento del cáncer por una mediana de 10.4 meses en comparación con 8.2 meses para las participantes que no recibieron el pembrolizumab adicional. En general, la combinación del pembrolizumab con quimioterapia redujo el riesgo de muerte en un 37 % en todas las participantes, de 40 % en las personas con una CPS de PD-L1 de 1 o superior y en un 42 % en las personas con una CPS de PD-L1 de 10 o superior. 

Los efectos secundarios graves fueron más frecuentes en el grupo del pembrolizumab, con 82.4 % de las participantes presentaron efectos secundarios graves frente al 75.4 % de las del grupo del placebo. Los efectos secundarios graves más frecuentes fueron anemia (30.3 % de las participantes del grupo del pembrolizumab frente al 27.8 % de las del grupo del placebo), recuento bajo de glóbulos blancos (12.4 % frente al 9.7 %) y presión arterial alta (10.4 % frente al 11.7 %). 

¿Qué significa esto para las pacientes? La adición de pembrolizumab a la quimioterapia, con o sin el bevacizumab, para el tratamiento inicial de las personas con cáncer cervicouterino avanzado puede ayudarlas a vivir más tiempo y retrasar el crecimiento del cáncer, independientemente de si los tumores expresan PD-L1. 

“Antes de KEYNOTE-826, el estándar de atención era una combinación de quimioterapia con el paclitaxel basado en platino con o sin tratamiento con el bevacizumab para personas con este diagnóstico. Este estudio demuestra que la administración de inmunoterapia antes proporciona un beneficio de supervivencia general sustancial en comparación con el contexto de segunda línea. Nuestros resultados también muestran un beneficio de supervivencia del pembrolizumab en pacientes que no son elegibles para recibir el bevacizumab, lo que ofrece una opción terapéutica en esta población de pacientes con una gran necesidad no satisfecha”. 

—autor principal del estudio, Bradley J. Monk, MD, FACS, FACOG
Creighton University School of Medicine, HonorHealth Research Institute
Phoenix, Arizona

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La cirugía mínimamente invasiva es una opción de tratamiento segura y eficaz para el cáncer pancreático en etapa inicial

¿A quién afecta este estudio? A pacientes con cáncer pancreático en etapa inicial cuando cáncer está en el cuerpo o la cola del páncreas que pueden tratarse con cirugía. 

¿Cuáles fueron los hallazgos de este estudio? En el ensayo clínico de fase 3 DIPLOMA (en inglés), se halló que la cirugía mínimamente invasiva es una alternativa eficaz y segura a la cirugía tradicional para las personas con cáncer pancreático en etapa inicial cuando una operación llamada una pancreatectomía distal está recomendada. En la cirugía tradicional, se hace una incisión (corte) grande y, en la cirugía mínimamente invasiva, se hacen múltiples incisiones más pequeñas. Los beneficios de la cirugía mínimamente invasiva son menos dolor, menor riesgo de infección y recuperación más rápida.  

El cáncer pancreático es difícil de diagnosticar en las etapas iniciales, pero cuando se detecta de manera temprana, se suele tratar con cirugía. Esto se conoce como cáncer pancreático extirpable. En el caso de las personas diagnosticadas con cáncer pancreático extirpable en etapa inicial, la tasa relativa de supervivencia a los 5 años es del 44 %. Alrededor del 12 % de las personas reciben el diagnóstico en esta etapa. Un cirujano puede realizar una pancreatectomía distal cuando el cáncer está en el cuerpo o la cola del páncreas, extirpando esa área del órgano. Al mismo tiempo se suele extirpar el bazo porque contiene ganglios linfáticos que pueden verse afectados por el cáncer.  

El estudio DIPLOMA es el primer ensayo aleatorizado en el que compara la pancreatectomía distal mínimamente invasiva con la pancreatectomía distal tradicional. Se trata de un estudio de no inferioridad. Mediante este tipo de ensayos clínicos, se compara un tratamiento establecido con un nuevo tratamiento para confirmar que el nuevo tratamiento no es peor que el estándar de atención existente.  

Entre mayo de 2018 y mayo de 2021, se inscribieron en el estudio 258 personas con cáncer pancreático extirpable de 35 centros de 12 países. De ellos, 117 recibieron cirugía mínimamente invasiva y 114 recibieron cirugía tradicional. Para comparar los resultados entre los 2 grupos, los investigadores analizaron la tasa de extirpación radical. Se trata de la extirpación completa del tumor y del tejido sano circundante. Se logró extirpación radical en 83 pacientes (73 %) que recibieron cirugía mínimamente invasiva y en 76 pacientes (69 %) que recibieron cirugía tradicional.  

Los investigadores también compararon la cantidad de ganglios linfáticos extirpados durante la cirugía. Para ser considerada una cirugía exitosa, el punto de referencia estándar es la extirpación de 13 ganglios linfáticos durante la cirugía. Se extrajo una mediana de 22 ganglios linfáticos en el grupo de cirugía mínimamente invasiva y una mediana de 23 en el grupo de cirugía tradicional. Por último, la tasa de recidiva intraperitoneal no fue significativamente diferente entre los grupos. La recidiva intraperitoneal se produce cuando el cáncer regresa a la cavidad abdominal. En el grupo de cirugía mínimamente invasiva, el 41 % presentó recidiva intraperitoneal. En el grupo de cirugía tradicional, la tasa fue del 38 %.   

¿Qué significa esto para los pacientes? Para los pacientes con cáncer pancreático que pueden ser tratados con una pancreatectomía distal, la opción mínimamente invasiva es tan segura y eficaz como la cirugía tradicional. Esto puede mejorar la calidad de vida después de la cirugía; por ejemplo, hay menor riesgo de infección, la recuperación es más rápida y se siente menos dolor.   

 “En el caso del cáncer pancreático, hemos demostrado por primera vez que la pancreatectomía distal mínimamente invasiva es tan buena como la cirugía tradicional. Nuestra investigación lleva tranquilidad a los cirujanos y puede ayudar a los pacientes al brindarles la información que necesitan para tener una conversación con su médico sobre qué tratamiento quieren recibir”. 

—autor principal del estudio, Mohammad Abu Hilal, MD 
Instituto Ospedaliero Fondazione Poliambulanza
Brescia, Italia

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La intervención mediante orientación telefónica conduce a la pérdida de peso en sobrevivientes de cáncer de mama 

¿A quién afecta este estudio? Personas tratadas para cáncer de mama HER-2 negativo en estadios II a III en los límites del índice de masa corporal (IMC) de sobrepeso u obesidad. 

¿Cuáles fueron los hallazgos de este estudio? En el ensayo de pérdida de peso en pacientes con cáncer de mama (BWEL) (en inglés), se mostró que una intervención mediante orientación telefónica llevó a una pérdida de peso significativa para las pacientes con cáncer de mama HER-2 negativo en estadios II y III, y con un IMC de sobrepeso u obesidad. Las participantes habían sido diagnosticadas en los últimos 14 meses y ya habían recibido tratamiento con quimioterapia o radioterapia. 

Mediante investigaciones, se ha vinculado el IMC de sobrepeso u obesidad con el cáncer de mama y otros 8 tipos de cáncer. Mantener una dieta equilibrada, controlar el peso e incorporar ejercicio con regularidad a una rutina puede ayudar a las personas con cáncer de mama a reducir el riesgo de una recidiva del cáncer. Sin embargo, perder peso y mantener la pérdida de peso es difícil.  

El ensayo clínico BWEL es el primer estudio de fase 3 diseñado específicamente para averiguar si un programa estructurado de pérdida de peso podría reducir la recurrencia del cáncer y la muerte en personas con cáncer de mama en etapas II y III con un IMC de sobrepeso u obesidad. Los hallazgos del estudio presentados aquí son un primer paso en su evaluación, centrándose en si agregar el programa estructurado fue efectivo para ayudar a las personas a perder peso. Se incluyó en el ensayo a más de 3,181 personas procedentes de más de 600 centros de los Estados Unidos y Canadá entre agosto de 2016 y febrero de 2021. En promedio, las participantes tenían un IMC de 34.5 y su edad promedio era de 53.4 años. El rango de sobrepeso para el IMC está entre 25 y 29.9 y el rango de obesidad está por encima de 30. Las participantes del estudio se asignaron aleatoriamente a 2 grupos: uno recibió orientación telefónica para la pérdida de peso junto con educación sobre la salud y el otro solo recibió educación sobre la salud. La estatura y el peso de las participantes se midieron al inicio del estudio y después de 12 meses. El análisis de datos incluyó los resultados de 2,293 participantes.

A partir de los resultados, se demostró que las pacientes del grupo de asesoramiento para la pérdida de peso perdieron más peso en comparación con las que solo recibieron educación sobre la salud. En promedio, perdieron aproximadamente el 4.8 % de peso corporal después de 12 meses. En comparación, las personas que solo recibieron información sobre la salud aumentaron casi el 1 % de peso corporal durante el mismo período. Esta pérdida de peso se observó en los diferentes grupos de edad, razas y etnias. Las participantes posmenopáusicas del grupo que presentó pérdida de peso tendieron a perder más peso.  

¿Qué significa esto para los pacientes? En general, el estudio muestra que una intervención telefónica para bajar de peso es prometedora para ayudar a algunos sobrevivientes de cáncer de mama a perder peso.   

“Mediante este estudio, proporcionamos evidencia convincente de que las intervenciones para la pérdida de peso pueden reducir satisfactoriamente el peso en una población diversa de pacientes con cáncer de mama. El siguiente paso será determinar si esta pérdida de peso se traduce en tasas más bajas de recurrencia del cáncer y mortalidad. Si nuestro ensayo es satisfactorio para la mejora de los desenlaces del cáncer, tendrá implicaciones de mayor alcance; lo que demostrará que la pérdida de peso debería incorporarse al estándar de atención para las supervivientes al cáncer de mama”. 

—autora principal del estudio Jennifer A. Ligibel, MD, FASCO
Dana-Farber Cancer Institute
Boston, Massachusetts

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La expansión de Medicaid se relaciona con tasas de muerte más bajas y menos disparidades raciales para las personas con cánceres gastrointestinales

¿A quién afecta este estudio? Personas de raza negra y personas de raza blanca con cánceres gastrointestinales (GI), específicamente cáncer colorrectal, pancreático o de estómago.

¿Cuáles fueron los hallazgos de este estudio? Los estados que sí ampliaron la cobertura de Medicaid presentaron tasas de muerte a los 2 años más bajas y diferencias raciales en la supervivencia, denominadas disparidades de salud (en inglés), entre las personas con cánceres gastrointestinales (GI), en comparación con los estados que no ampliaron la cobertura de Medicaid.

Medicaid es un tipo de seguro médico gubernamental para personas de Estados Unidos con ingresos bajos que cumplen determinadas condiciones. Aunque Medicaid está financiado conjuntamente por el gobierno federal y los gobiernos estatales, cada estado opera su programa de manera individual y decide quién puede recibir los beneficios de Medicaid en el estado. En 2014, la legislación federal denominada Ley de Protección de Pacientes y Atención Accesible (Patient Protection and Affordable Care Act, ACA) dio a los estados la opción de ampliar la elegibilidad de Medicaid a más personas en función de sus ingresos. Estudios anteriores han demostrado que la expansión de Medicaid redujo las tasas de mortalidad por cáncer, así como los diagnósticos de cáncer metastásico (en inglés).

Los investigadores analizaron datos de la Base de Datos Nacional del Cáncer (National Cancer Database), correspondientes al período entre 2009 y 2019, para 86,052 personas con cáncer colorrectal, pancreático o de estómago. De los pacientes del estudio, 22,109 (25.7 %) eran de raza negra y 63,943 (74.3 %) eran de raza blanca. Los investigadores compararon los cambios en la mortalidad a 2 años para pacientes de raza negra y para pacientes de raza blanca en los períodos antes de la expansión de Medicaid (de 2009 a 2013) y después de la expansión (de 2014 a 2019) en los estados que ampliaron y que no ampliaron la cobertura de Medicaid. Los investigadores tuvieron en cuenta la edad, el sexo, el nivel de ingresos, el estado del seguro médico, el área de residencia, el índice de comorbilidades (una estimación del riesgo de muerte por otras enfermedades o afecciones existentes) y el tipo de centro en el que se recibió tratamiento.

Para comparar las tasas de cambio entre los 2 períodos, los investigadores calcularon primero la diferencia entre la tasa de muerte para ambos grupos de pacientes, en estados en los que se amplió y en los que no se amplió la cobertura, entre 2009 y 2013, y luego calcularon las mismas diferencias para el período de 2014 a 2019. Luego, los investigadores calcularon la diferencia entre las cifras de estos 2 períodos para averiguar en qué medida las diferencias cambiaron entre el período anterior y posterior a la expansión de Medicaid. Esto se denomina análisis de diferencia en diferencia.

En general, la expansión de Medicaid se asoció con tasas de muerte a los 2 años más bajas por los 3 cánceres GI para ambos grupos raciales de pacientes en los estados en los que se amplió la cobertura. Los investigadores también notaron indicios de que la expansión de Medicaid ayudó a cerrar la brecha en las disparidades raciales existentes en la muerte por cáncer en los estados en los que se amplió la cobertura. Los pacientes también tenían más probabilidades de recibir tratamiento con cirugía o quimioterapia en los estados en los que se amplió la cobertura.

Las personas de raza negra con cánceres GI se beneficiaron en particular de la expansión de Medicaid. En los estados en los que se amplió la cobertura, se produjo un aumento uniforme de pacientes que recibieron quimioterapia o cirugía y un descenso uniforme de muertes en todos los datos de cáncer colorrectal, pancreático y de estómago. En esos estados, los cambios registrados ayudaron a cerrar la brecha en las disparidades entre los pacientes de raza negra y los de raza blanca.

¿Qué significa esto para los pacientes? En los estados en los que se amplió la cobertura de Medicaid, se redujo la tasa de muerte por cáncer y se cerró la brecha en las disparidades de salud entre las personas de raza blanca y las personas de raza negra con cánceres GI.

Nuestro estudio proporciona datos convincentes que muestran que la expansión de Medicaid se asoció a una mejora en la supervivencia tanto de los pacientes de raza negra como de los de raza blanca con cánceres gastrointestinales. Además, sugiere que la expansión de Medicaid es una posible vía para mitigar las disparidades raciales existentes en la supervivencia entre estos pacientes”.

— autor principal del estudio, Naveen Manisundaram, MD
MD Anderson Cancer Center de la University of Texas
Houston, Texas

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La colaboración transfronteriza entre los Estados Unidos y México mejora la supervivencia de los niños con leucemia linfoblástica aguda  

¿A quién afecta este estudio? Personas interesadas en colaboraciones internacionales que promuevan los resultados de salud, incluida la atención oncológica especializada.

¿Cuáles fueron los hallazgos de este estudio? Un programa transfronterizo de instrucción sobre el tratamiento del cáncer y acceso a él desarrollado por los Estados Unidos y México produjo una mejora del 30 % en la supervivencia de los niños con leucemia linfoblástica aguda (LLA), que es el cáncer más frecuente en los niños.  

Este programa comenzó en 2012. Rady Children’s Hospital de San Diego, California, se asoció con el Hospital General Tijuana en México con el objetivo de mejorar la atención oncológica mediante el intercambio de conocimientos, experiencia y recursos en el tratamiento de la LLA infantil en el Hospital Tijuana. La asociación se basó en un modelo de fortalecimiento de los sistemas de salud descrito en el Marco de acción de la Organización Mundial de la Salud. Antes del inicio de esta asociación, el Hospital General Tijuana no contaba con un departamento de oncología pediátrica ni una unidad de cuidados intensivos, y no había médicos ni personal de enfermería especializados en el cuidado de niños con cáncer. El hospital carecía del equipo necesario para diagnosticar el cáncer y solía haber escasez de medicamentos esenciales. Los niños que acudieron a este hospital tenían opciones de tratamiento limitadas.  

Entre 2013 y 2017, se incorporaron 6 oncólogos pediátricos y 8 pediatras al personal del hospital. El desarrollo de habilidades, la actualización de los equipos para los laboratorios de patología y hematología, y la conformación del personal de enfermería también formaron parte de la lista de prioridades. El hospital recibió la acreditación estatal de México y ayudó a garantizar la financiación a través del programa Seguro Popular, que es un programa de seguro de salud pública en México. El Hospital General Tijuana también estableció una asociación con Patronato, una fundación creada por el pueblo, con el fin de obtener financiación para medicamentos, alojamiento y subsidios para alimentos para los pacientes y sus familias. El Rady Children’s Hospital proporcionó financiación inicial complementaria. 

Los investigadores recopilaron datos de 49 niños con LLA que recibieron tratamiento en el Hospital General Tijuana antes del inicio del programa (de 2008 a 2012) y de 60 niños después de que el programa se implementara (de 2013 a 2017). En total, 36 niños fueron diagnosticados con enfermedad de riesgo estándar y 73 tenían enfermedad de riesgo alto. Hubo una cantidad igual de niños y niñas, y la edad en promedio fue de 7 años.  

Los investigadores observaron que el programa ayudaba a los niños con LLA a vivir más tiempo. Al comparar los períodos antes y después del inicio del programa, la supervivencia a los 5 años aumentó del 59 % al 65 % para todos los niños. En las personas con enfermedad de riesgo estándar, la supervivencia aumentó del 73 % al 100 %. En las personas con enfermedad de alto riesgo, la supervivencia aumentó del 48 % al 55 %. Además, los niños pasaron menos días con respiración mecánica (de 45 días a 19 días por 1,000 días de hospitalización) y las tasas de septicemia disminuyeron del 30 % al 5 %. La septicemia es una afección potencialmente mortal causada cuando una infección llega al torrente sanguíneo.  

¿Qué significa esto para los pacientes? Esta colaboración internacional es un ejemplo de las formas de mejorar la atención oncológica en países con ingresos bajos y medios. 

“El tratamiento efectivo de la leucemia implica la formación de la fuerza de trabajo especialista, los tratamientos basados en la evidencia y tratamiento de apoyo; esto incluye el acceso a medicamentos y equipos, así como apoyo psicosocial y financiero de pacientes y familiares, asociaciones con organizaciones no gubernamentales y cumplimiento del tratamiento. Tijuana carecía de todo esto antes de la implementación. Estamos especialmente orgullosos de poder trabajar con nuestros colegas mexicanos para marcar la diferencia en la vida de estos niños”. 

—autora principal del estudio Paula Aristizabal, MD, MAS
Rady Children’s Hospital San Diego
University of California San Diego
San Diego, California

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