La Dra. Julie Gralow FACP, FASCO, es la directora médica y vicepresidenta ejecutiva de American Society of Clinical Oncology. Anteriormente, fue catedrática de Cáncer de mama de Jill Bennett en la Facultad de Medicina de University of Washington, profesora de la división de Investigación Clínica del Fred Hutchinson Cancer Research Center y directora de Oncología Médica de mama en Seattle Cancer Care Alliance. La Dra. Gralow es la fundadora de la Women’s Empowerment Cancer Advocacy Network (WE CAN, Red de Defensa del Cáncer del Empoderamiento de las Mujeres), para apoyar a los defensores de los pacientes en los países con recursos bajos y medios. En 2018, la Dra. Gralow recibió el premio humanitario de American Society of Clinical Oncology por su trabajo en facultar a las mujeres con cáncer y supervivientes de todo el mundo.

¿Cómo podemos saber que las vacunas son seguras si se han desarrollado y autorizado tan rápido?

Desde el inicio de la pandemia, la comunidad médica ha estado trabajando para poner a disposición las vacunas contra el COVID-19 lo antes posible. Aunque este plazo acelerado es histórico, la seguridad siempre ha sido una prioridad absoluta. Se han establecido estrictas protecciones para ayudar a garantizar que las vacunas contra el COVID-19 sean seguras. Las vacunas contra el COVID-19 han pasado por un proceso de pruebas riguroso y de múltiples pasos, que incluye grandes ensayos clínicos que implican a decenas de miles de personas.

Tres vacunas contra el COVID-19 han recibido la autorización de uso de emergencia de la Food and Drug Administration (FDA, Administración de Alimentos y Medicamentos) de los EE. UU. Esto significa que la FDA ha revisado cuidadosamente todos los datos de seguridad de los ensayos clínicos y ha autorizado su uso de emergencia porque se cree que los beneficios esperados superan con creces los riesgos potenciales. La FDA continúa supervisando la seguridad de las vacunas contra el COVID-19 para garantizar la identificación de cualquier posible efecto secundario a largo plazo, así como los efectos secundarios poco frecuentes.

¿Le dolerá la vacuna? ¿Me pondrá muy enfermo?

Se ha demostrado que las vacunas contra el COVID-19 son seguras y eficaces en la población general. No hay inquietudes de seguridad específicos asociados con el uso de vacunas contra el COVID-19 en pacientes que se someten a atención oncológica.

Los efectos secundarios frecuentes de la vacuna contra el COVID-19 incluyen dolor en el brazo donde se administró la vacuna, cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular y articular, escalofríos y fiebre. Los efectos secundarios tienden a producirse en un plazo de 2 a 3 días después de la vacuna y pueden ser más evidentes con la segunda dosis. A menudo desaparecen en una semana, normalmente en unos días. Los efectos secundarios son más frecuentes en las personas menores de 55 años. Estos efectos secundarios, por lo general son señal de que su sistema inmunitario está haciendo exactamente lo que se supone que debe hacer, desarrollando y acumulando protección para la enfermedad.

Una pequeña cantidad de personas ha desarrollado una reacción alérgica a los ingredientes de las vacunas, por lo que es importante que hable con su proveedor de atención médica si alguna vez ha tenido una reacción a una vacuna o medicamento anterior.

Algunas personas han reportado hinchazón temporal de los ganglios linfáticos en la axila o zona supraclavicular (por encima de la clavícula) en el lado en el que recibieron la inyección. Debido a que este posible efecto secundario puede confundirse con una señal de cáncer de mama, es mejor retrasar una mamografía hasta un mes después de recibir la vacuna contra el COVID-19.

¿La vacuna contra el COVID-19 me dará un resultado positivo en la prueba?

Ninguna de las vacunas aprobadas por la FDA contiene el virus vivo (SARS-CoV-2) que causa el COVID-19. Esto significa que no pueden hacerlo enfermar de el COVID-19 ni transmitirlo a otras personas.

Ninguna de las vacunas autorizadas puede hacer que usted dé positivo en las pruebas virales del COVID-19, que se utilizan para ver si tiene una infección actual. Si su cuerpo desarrolla una respuesta inmunitaria, que es el objetivo de la vacuna, existe la posibilidad de que dé positivo en algunas pruebas de anticuerpos contra el COVID-19. Las pruebas de anticuerpos indican que ha tenido una infección previa. Los expertos están estudiando actualmente cómo la vacuna contra el COVID-19 puede afectar los resultados de las pruebas de anticuerpos.

¿Cómo funcionan las vacunas? ¿Las vacunas de ARNm pueden cambiar mi ADN?

Actualmente hay tres vacunas contra el COVID-19 disponibles en los Estados Unidos:

Las vacunas anticovid funcionan enseñando al sistema inmunitario del organismo a reconocer y combatir el virus que causa el COVID-19, y esto lo protege de enfermarse con la infección que ocasiona el COVID-19. Se ha demostrado que todas son eficaces para reducir el riesgo de contraer el COVID-19, así como para reducir el riesgo de contraer una enfermedad grave si está infectado.

Las vacunas de Pfizer BioNTech y Moderna contienen ARN mensajero (ARNm). El ARNm es un tipo de material genético del virus del COVID-19 que da instrucciones a nuestras células sobre cómo fabricar una proteína inofensiva que es única para el virus. Después de recibir la vacuna, el ARNm entra en las células del organismo y les dice que hagan copias de la proteína “espicular” del virus del COVID-19, que normalmente ayuda a que el virus infecte las células humanas. Esto no genera la enfermedad, pero ayuda a enseñar al sistema inmunitario a reconocer y actuar contra el virus si el organismo está expuesto a él en el futuro. El ARNm de una vacuna contra el COVID-19 no entra en el núcleo de la célula, que es donde se conserva nuestro ADN. Esto significa que el ARNm no puede afectar ni interactuar con nuestro ADN de ninguna manera.

La vacuna de Johnson & Johnson (Janssen) es una vacuna vectorizada. Contiene una versión debilitada de un virus vivo, que es un virus diferente al que causa el COVID-19. Este virus vivo debilitado tiene material genético del virus del COVID-19 insertado en él. Esto se denomina vector viral. El adenovirus de esta vacuna ha cambiado para que ya no pueda reproducirse en el organismo ni causar enfermedades. El virus se ha cambiado en el laboratorio para que contenga un gen (un fragmento de ADN) para la proteína espicular del virus del COVID-19. El material genético proporciona instrucciones a las células para hacer copias de la proteína espicular que es única del virus del COVID-19. Esto dicta a nuestros cuerpos a desarrollar respuestas inmunitarias para detectar y combatir el virus si alguna vez estamos expuestos a él en el futuro.

Tanto las vacunas de ARNm contra el COVID-19, como la vacuna de vectores, funcionan con las defensas inmunitarias naturales del organismo para desarrollar inmunidad a la enfermedad. Nuestros cuerpos reconocen que las proteínas del COVID-19 no deberían estar ahí y desarrollan glóbulos blancos específicos, llamados linfocitos T y linfocitos B, que recuerdan cómo combatir el virus que causa el COVID-19.

¿Cuál vacuna contra el COVID-19 es la mejor?

En este momento, ninguna organización médica ha recomendado ponerse un tipo de vacuna contra el COVID en lugar de otra, ya sea para personas con cáncer o supervivientes de cáncer u otros. Muchos expertos en salud consideran que ponerse la vacuna tan pronto como esté a su disposición, sea cual sea, es lo más importante, en lugar de esperar a recibir una vacuna específica.

¿Por qué se necesitan 2 inyecciones para algunas de las vacunas?

Las vacunas de ARNm contra el COVID-19 son vacunas de 2 dosis y se recomiendan ambas dosis para garantizar una mejor protección contra el COVID-19. La primera inyección prepara el sistema inmunitario del organismo, ayudándolo a reconocer el virus, y la segunda inyección, administrada varias semanas después, fortalece la respuesta del sistema inmunitario.

Vacunarse es una elección personal. ¿Por qué es importante vacunarme?

Tanto el virus del COVID-19, como las vacunas, son nuevas y hay mucho que no sabemos. Lo que sí sabemos es que el COVID-19 ha causado una enfermedad muy grave y la muerte de muchas personas. También sabemos que las personas con cáncer tienen un alto riesgo de complicaciones por el COVID-19.

Estar protegido de enfermarse es importante porque, aunque muchas personas con el COVID-19 solo tienen la enfermedad de manera leve, otras pueden contraer la enfermedad de gravedad, con efectos de salud a largo plazo, o incluso morir. No hay forma de saber cómo lo afectará el COVID-19, incluso si no tiene un mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves. Si contrae el COVID-19, también corre el riesgo de transmitirlo a otras personas que puedan enfermar de gravedad.

Vacunarse es una de las varias medidas que puede tomar para protegerse a sí mismo y a los demás del COVID-19. Se ha descubierto que las 3 vacunas autorizadas reducen significativamente el riesgo de infección por COVID-19. También se ha demostrado que son muy eficaces para reducir el riesgo de enfermedad grave, hospitalización o muerte por el COVID-19 si se infecta.

Detener una pandemia requiere utilizar todas las herramientas disponibles. Las máscaras y el distanciamiento social ayudan a reducir la probabilidad de estar expuesto al virus o de transmitirlo a otras personas. Las vacunas funcionan con su sistema inmunitario para que su organismo esté listo para combatir el virus si usted está expuesto. Juntos, la vacuna y seguir las recomendaciones de salud pública para protegerse a sí mismo y a los demás de la exposición al virus ofrecen la mejor protección contra el COVID-19.

Estoy recibiendo tratamiento contra el cáncer que restringe mi sistema inmunitario. ¿Cómo sabemos si mi cuerpo responderá a la vacuna?

Los ensayos clínicos de la vacuna contra el COVID-19 que se han completado inscribieron a muy pocas personas que recibían tratamiento activo contra el cáncer, por lo que hay datos limitados sobre la efectividad y la seguridad de las vacunas aprobadas en personas con cáncer. Actualmente se desconoce lo bien que funciona la vacuna en personas con cáncer y un sistema inmunitario debilitado. Ahora bien, no hay motivo para creer que las vacunas contra el COVID-19 no sean seguras para las personas con cáncer. Las vacunas no suponen un riesgo para la seguridad de las personas inmunodeprimidas. Sin embargo, pueden haber reducido las respuestas inmunitarias en comparación con las personas de la población general.

Los investigadores están estudiando cuándo es el mejor momento para que las personas que reciben tratamiento activo contra el cáncer reciban la vacuna contra el COVID-19 pronto para que sea tan efectiva como sea posible. Algunos tratamientos, como la quimioterapia, la inmunoterapia o la radioterapia, pueden hacer que la vacuna sea menos eficaz, por lo que su médico le puede recomendar administrar la vacuna entre o después de los tratamientos. Se recomienda no interrumpir los tratamientos contra el cáncer para que pueda recibir la vacuna. La vacuna no afectará su tratamiento contra el cáncer. Es posible que tenga que retrasar la vacuna si ha recibido un trasplante de médula ósea/células madre o ha recibido terapia celular, como el tratamiento con linfocitos T con receptor de antígeno quimérico (CAR).

Los datos de los ensayos clínicos han demostrado que las vacunas reducen sus probabilidades de contraer el COVID-19 y presentar complicaciones, pero aún no está claro si estas vacunas previenen la infección por COVID-19 y transmiten la enfermedad a otras personas. Por lo tanto, los pacientes vacunados y las personas de contacto cercano deben seguir usando mascarilla, mantener las guías de distanciamiento social y seguir otras recomendaciones para prevenir el COVID-19. Se recomienda firmemente que los cuidadores, otros miembros del hogar y otros contactos cercanos se vacunen cuando la vacuna esté disponible para ellos.

¿Con quién puedo hablar si tengo más preguntas sobre estas vacunas?

Dado que la situación es diferente para cada persona, es mejor comentar cualquier pregunta o inquietud sobre la vacuna contra el COVID-19 con su médico o su equipo de atención oncológica. Pueden aconsejarlo en función de sus antecedentes médicos personales, incluido su diagnóstico y tratamiento del cáncer, así como tener en cuenta su hogar, trabajo y circunstancias vitales, así como sus opiniones personales e inquietudes sobre la vacuna contra el COVID-19 y la investigación médica. Es importante hablar abiertamente sobre la vacuna con un proveedor de atención médica en el que confíe. Hay mucha información y diálogo público actualmente sobre las vacunas contra el COVID-19, así que puede ser difícil separar los hechos y las pruebas de los mitos y la información errónea.

Las comunidades minoritarias y desatendidas se han visto profundamente afectadas por el COVID-19, que ha aumentado las desigualdades sociales de salud existentes (en inglés). Muchas personas y grupos trabajan para abordar los miedos e inquietudes de las personas desfavorecidas desde el punto de vista médico para ayudar a generar confianza en que la vacuna es una forma segura de poner fin a la pandemia.

¿La vacuna contra el COVID-19 es gratuita?

El gobierno federal de los EE. UU. proporciona la vacuna de forma gratuita a las personas que viven en los Estados Unidos. Sin embargo, el proveedor de vacunas puede cobrar una tarifa de administración a su seguro, Medicaid o Medicare. La compañía de seguros pública o privada del paciente o, para los pacientes no asegurados, un programa llamado el Provider Relief Fund (Fondo de Alivio para Proveedores) de la Health Resources and Services Administration (Administración de Recursos y Servicios Sanitarios), puede reembolsar a los proveedores de vacunas. Por este motivo, es posible que se le pida que lleve su tarjeta de seguro a su cita para la vacuna. No se le puede negar la vacuna a nadie si no está asegurado, y nadie debería tener que pagar una tarifa de administración de la vacuna de su bolsillo.

¿Qué pasa si no tengo médico o seguro?

En los EE. UU., cada estado es responsable de cómo y cuándo se administran las vacunas contra el COVID-19. Póngase en contacto con su departamento de salud pública estatal o local sobre el plan de distribución de vacunas en su lugar de residencia. Las vacunas se están administrando en consultorios médicos, farmacias minoristas, hospitales, clínicas comunitarias y departamentos de salud pública. Utilice esta herramienta de los Centers for Disease Control and Prevention (CDC, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) de los EE. UU. para encontrar más información sobre cómo vacunarse en su zona.

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